viernes, 14 de agosto de 2009

ESTUDIO DEL LOOBYSMO VS. RELACIONES PÚBLICAS, INSMICUIDAS EN ECUADOR

La palabra lobby proviene del inglés y significa sala de estar. A finales del SXIX, llamaban lobbies a los salones situados antes de llegar al recinto de la Cámara de los Comunes en Inglaterra donde comerciantes y políticos conversaban con los diputados con el fin de obtener ciertos favores. De aquí vendría la significación de la actividad que se conoce como lobbying, aunque otras corrientes aseguran que sus orígenes fueron en Washington, aproximadamente en la misma época.

Del lobbying se ha llegado a decir que es el quinto poder después del clásico cuarto poder de la prensa. Otros afirman que es un “gobierno invisible”. El senador norteamericano Caraway, lo ha definido como “todo esfuerzo encaminado a influir en el Congreso respecto de cualquier asunto”. También se h apelado a la definición de “grupos de presión” (preassure groups) englobándose a todos los grupos que actúan sorbe la opinión y los poderes públicos sin que sean partidos políticos. André Mathiot los define como movimientos, asociaciones, sindicatos o sociedades que, para defender los intereses comunes de sus miembros “se esfuerzan por todos los medios a su alcance, directos o indirectos en intervenir en la acción gubernamental, así como en orientar a la opinión pública”. Tales grupos son: fuerzas sociales, económicas y espirituales que actúan de manera organizada. Para algunos teóricos, “La diferencia entre grupo de presión y partido político es que este tiene por objeto la conquista del poder, mientras que aquel busca influir sobre quienes tienen el poder” (Themistocles B, profesor de la Universidad Federal de Rio de Janeiro y Director del Instituto de Derecho Público y Ciencia Política, ha querido ser más explícito: “Bajo la denominación de grupos de presión entiéndase generalmente aquellos grupos organizados para la defensa de intereses propios, de intereses de naturalezas diversas, y que actúan sobre los órganos responsables del Estado para obtener beneficios.

Esta es la noción más general de este tipo de organización para la cual, entretanto, se procura un concepto técnicamente más preciso.”) Finalmente el autor sostiene que “un lobbyista es, pues, un persuasor. Si bien resulta preferible seguir adoptando la palabra inglesa, que delimita mucho mejor y más profesionalmente la actividad, ya que el persuasor va más allá de la instrumentación disciplinal, siendo aplicable a cualquier persona que se valga de la razón para obtener su propósito de convencer.

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