viernes, 14 de agosto de 2009

LA ENVIDIA

Ha existido en todas las épocas y todas las culturas, tanto en hombres como en mujeres. Es el dolor causado por la buena suerte de alguien que se nos asemeja. La individualidad como personas nos lleva a cotejarnos unos con otros, con sus cualidades, virtudes, belleza, inteligencia...

Ma. Fernanda Cadena

La competencia que no asecha día a día es el principal motivo para nosotros generar lo que mas podamos y lograr lo que anhelamos, pero no deja de ser fuente de envidia.
La envidia es aquel escudo que colocamos cuando nos sentirnos disminuidos ante los logros de alguien, podríamos decir que es un intento torpe de recuperar la confianza y la autoestima, encontrando más placer en el fracaso de los demás que en su propio triunfo.

Falta de seguridad

En realidad, vemos al envidioso como una persona destructiva, poco generosa y maligna. Sin embargo, lo que le ocurre es que tiene un conflicto tan profundo acerca de sus propios deseos y anhelos que se asusta cuando ve que el prójimo cumple los suyos. Admira esa capacidad pero no puede entender cómo es posible que haya conseguido lo que él es incapaz de lograr. De ahí sus emociones enfrentadas.

La envidia nace desde que somos muy pequeños y como no es de sorprenderse los culpables son los padres ya que han hecho crecer en su hijo aquella imagen que son torpes, inútiles y que no pueden obtener logros que pueden llegar mucho más allá de sus ojos.

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